El caso es que para comenzar con este Podcast vamos a
pararnos en el tiempo y espacio de los hechos:
A inicios de 1800 las costura se hacían a mano; las
familias remendaban los pantalones, camisas, zapatos y vestidos con una aguja e
hilo, pero la historia de la máquina de coser no existiría sin el antiguo arte
de coser a mano, el cual existe hace más de 10 000 años, cuando las primeras
agujas se hicieron con huesos o cuernos de animales y el hilo hecho de tendones de animales.
Se dice que no fue hasta 1846 que Elías Howe,
inventor originario de Massachusetts, Nueva York, patentó la primera MÁQUINA DE COSER,
y con ella se inició la producción de prendas a mayor escala de lo que hasta
entonces había sido posible.
Si bien ya se habían desarrollado una variedad máquinas,
estas estaban enfocadas sobre todo en la producción de textiles y en facilitar
aplicaciones textiles, como la aguja doble punta patentada por Charles T.
Wiesenthal en 1755 que eliminaba la necesidad de girar la aguja para
que el hilo no se liara después de varias puntadas hechas a mano. En el
camino, inventores como Krems, Thimonnier, Saint-Etienne Hunt y otros, crearon
versiones que a la final no llegaron a tener tanto éxito ni relevancia en el
tiempo.
Hay una cuestión conflictiva con el tema de las patentes
de por medio, pero lo cierto es que habemus máquina de coser. Si te nombramos
el brazo, el regulador de puntada, la rueda volante, las bobinas, la lanzadera,
el sujetador de aguja, la tuerca de mano reguladora de tensión, te digo que son
las partes principales de una de ellas. Y hay más, porque si de algo no nos
vamos a olvidar es que estas máquinas instauraron los tipos de puntada:
pespunte, zigzag, remallado, cadeneta, ojales, entre otros.
Los hilos, las bobinas y las agujas. Por eso imaginemos
que vamos a la tienda y queremos comprar una máquina mecánica, no te olvides
que estamos en los años 1900…
Y el vendedor nos dice: esta máquina se caracteriza por
ser una bastante confiable, unipuntada ya que solo es capaz de realizar una
única puntada recta aunque permite calibrar estrechamente el largo de la misma,
la mayor parte de ellas son montadas sobre un mueble de hierro fundido y madera
que incorpora una gran polea y un pedal para su accionamiento, la fuerza
ejercida por la persona es transferida al volante de la máquina de coser por
medio de una correa de cuero y con la compra del equipo se incluye algunos
accesorios como una pequeña manivela, una bandeja de madera, y un estuche protector
con asa, esto permite convertir la máquina de coser en una herramienta más o
menos portable.
Y efectuamos la compra, nos dan una boleta y a casa.
Qué tal! Tenemos las cajas de hilos surtidos de mercería,
es decir, el costutero y comenzamos a desplegar el arte en las telas, o
arreglar alguna prenda un poco maltrecha.
Por eso vamos a encontrar una MÁQUINA DE COSER A LANZADERA DE 1889 que
perteneció a Pertra Mestre de Barberá.
Por otro lado, en el Museo se puede observar un SILLÓN DE
PELUQUERÍA espectacular, llamados
también "El
Sillón del Barbero". En este caso del año 1950 que perteneció a
Juan Antonio Rodríguez. Presenta la
marca en el reposa pies, y tiene una base redonda.
Los diferentes tipos de sillas de barbero antiguas atraen
al público. El aspecto único y antiguo de las sillas es la clave.
Desde la antigüedad, los barberos se han ocupado de las
necesidades de las personas. Hasta finales de la década de 1700, los barberos
no solo cortaban el cabello y afeitaban la cara, también realizaban
procedimientos quirúrgicos en heridas, realizaban sangrías y sacaban dientes.
Las sillas utilizadas por los barberos de los primeros tiempos iban desde
baldes de madera al revés y cestas invertidas hasta sillas estilizadas de la
época y las sillas de barbero plegables de la Guerra Civil. En realidad, no se
sabe mucho sobre las sillas de barbero antes de la década de 1850.
Muchas de
las sillas de barbero de madera de principios del siglo XIX estaban
elaboradamente talladas con diseños ornamentados y tapicería de felpa
decorativa. En la década de 1850, la industria de las sillas de barbero comenzó
a tomar forma cuando las empresas comenzaron a fabricar sillas específicamente
para peluquerías. Las primeras sillas de este período solían estar hechas de
madera y ofrecían las siguientes características:
Cualidades de las sillas de barbero antiguas de finales
del siglo XIX
En las
últimas dos décadas del siglo XIX, se realizaron muchos avances mecánicos en la
industria de las sillas de barbero, que incluyen:
Y así transcurre el tiempo, entre telas y melenas, y
claro, también tijeras.
Volveremos en el próximo episodio con la Historia de “La
Música en la ciudad”
"El presente es la historia en movimiento":
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