“Fue
siempre un privilegio poder trabajar en este tema. Primero de la mano de la
Universidad Católica de Córdoba y después de la Dirección de Patrimonio
Cultural de la Provincia. Con el apoyo de ellos fue más fácil orientarme a esta
rama de la arquitectura uniendo a la Escuela de Bellas Artes. Se dio en Córdoba
y en algunas otras provincias argentinas. Ocurre desde el año 1978”.
“Córdoba
es una ciudad y en general una provincia que se distingue por su arquitectura
religiosa, por su arte sacro. Los inmigrantes la consideraban como la Roma
Argentina. Fines del siglo 19 y comienzos del 20 destacaban esto. Los mejores
templos del país están en Córdoba además de ser los más antiguos y los más
ricos”.
Demarchi
expresó que en este tema de restauración y recuperación “no se debe trabajar
solo. Exige una tarea interdisciplinaria. Son trabajos que mueven el alma: se sufre pero
a la vez se disfruta mucho. A nosotros nos falta mucho camino por recorrer. No
nos podemos comparar con otros países de América Latina y mucho menos de Europa;
todavía nuestro país está lento en la mantención de bienes culturales. Mucho se
deterioró y demolió por el avance urbanístico. Antes no se tenía en cuenta este
tema. Ahora vamos tomando conciencia y vamos caminando”.
Las Capillas
“En el
interior de la provincia hay un grupo de capillas coloniales muy buenas y muy bien
conservadas: Candonga, las estancias jesuíticas; en la zona serrana donde se
desarrolló la Compañía de Jesús. En otras zonas también se fueron construyendo muchas
capillas. Los inmigrantes no traían nada pero sí una fe muy profunda. En todas
las colonias españolas, italianas, suizas se fueron construyendo los lugares de
culto. Ellos trajeron sus propias imágenes que fueron ornamentando. En general están
bien conservadas. Construían en base a lo que habían vivido o conocido en sus
lugares de origen. No fueron diseñadas por arquitectos sino por gente muy
diestra. Por citar un ejemplo, en un área muy limitada entre Freyre, Morteros y
San Francisco hay 15 capillas rurales”.
“Córdoba
supera a todas las otras provincias en número de capillas por la corriente
inmigratoria que supera el número de las construcciones coloniales. Los templos
coloniales del norte argentino son muy ricos fundamentalmente en su interior ya
que su arquitectura en general es simple”.
El trabajo
“No llevo
la cuenta de cuántos templos restauré. Trato de mirar hacia adelante. Mi primer
trabajo fue en 1978 en Villa de Soto cuando un terremoto destruyó su capilla. Se
termina en su mayor parte en 1985 pero nunca se construyó la cúpula. De ahí en
adelante. También participé de la remodelación de la iglesia de Hernando junto
con profesionales locales aunque no estuve siempre al frente. Es un buen
templo. Cada obra es como la persona, individual, única. Primero se debe
escuchar qué es lo que la obra está pidiendo. Cada una tiene su propia
realidad, su propia historia y sus propios problemas. Son trabajos de largo
aliento; se sabe cuándo se comienza pero no cuándo termina. El tema económico
también es muy fuerte”.
El apoyo oficial
“La Nación
y la Provincia tienen organismos dedicados a estos temas. La Nación debería
hacerse cargo de la mantención de monumentos históricos pero no ocurre. Hay que
acudir a la Provincia y a los Municipios y muchas veces los pedidos no son
satisfechos. En los últimos 30 años la catedral de Córdoba fue un ejemplo de
esto: fue la Provincia la que desde 1980 en adelante se hizo cargo. La Catedral
de Río Cuarto también se restauró con fondos de la Provincia y del Municipio”.
“En
general los templos en la provincia están bastante bien y algunos muy bien. El
mantenimiento debe ser permanente y no estamos familiarizados con eso.
Cubiertas, desagües, el tema de la paloma que es muy serio. En los campos son
los propietarios los que las cuidan y mantienen ya que la mayoría están
asentadas como privadas y son atendidas pastoralmente por las diócesis”.
Al
preguntarle, subjetivamente, a su juicio cuáles son los templos más ricos de la
provincia sin vacilar respondió: “Son dos los templos más ricos de Córdoba: el de
la Compañía de Jesús, en la manzana jesuítica, y la catedral de la ciudad de Córdoba”.