La primera de la lista son las amenazas a la seguridad laboral de los profesores. Esto no está ocurriendo todavía, pero es preocupante que el avance y la adopción de la IA puedan afectar la necesidad de determinadas funciones laborales en la educación. Si la IA sigue automatizando cada vez más aspectos del proceso educativo, es posible que haya menos demanda de educadores humanos, lo que podría dar lugar tanto a una mejora de la productividad como a una posible pérdida de puestos de trabajo.
Otro de las mayores contras de la IA en la educación es que puede deshumanizar la experiencia de aprendizaje. Con algoritmos de IA que generan contenidos y deciden el ritmo de las lecciones, los alumnos pueden perderse el enfoque matizado que puede ofrecer un profesor humano. Además, los algoritmos de IA pueden perpetuar los prejuicios, lo que significa que pueden no ofrecer un plan de estudios inclusivo y diverso que se adapte a las necesidades de cada alumno.

Generación de dependencia, otro factor crucial

A medida que las escuelas dependen cada vez más de las soluciones basadas en IA, existe el riesgo de que profesores y alumnos dependan demasiado de la tecnología. A largo plazo, esta dependencia podría hacer que se descuidaran importantes métodos tradicionales de enseñanza y el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas.
Ahora la pregunta es: ¿Qué papel importante deben desempeñar los profesores para garantizar que el uso de la IA en la educación de los alumnos siga siendo moderado?
Los profesores y la IA pueden colaborar en escenarios de enseñanza conjunta, en los que los sistemas de IA pueden ayudar en la instrucción, la evaluación y la retroalimentación y tutoría en tiempo real, mientras que los profesores ofrecen orientación, interpretación y un compromiso más profundo con el material.

Desde Cultura Digital, consideramos que, el papel de los profesores seguirá siendo importante, ya que  pueden seguir teniendo el poder de establecer normas y límites en clase. Los profesores aportan la conexión humana, la empatía, las habilidades socioemocionales y la capacidad de fomentar la creatividad y el pensamiento crítico, que la IA no puede reproducir.

La colaboración entre profesores e inteligencia artificial aprovechará el poder de la tecnología al tiempo que mantiene los valiosos elementos humanos de la educación. Establecer normas de uso de internet y de la IA en las actividades de clase presenciales y permita a los alumnos pensar libre y creativamente utilizando los conocimientos adquiridos en las clases anteriores.