Las proyecciones de los organismos internacionales siguen indicando un leve enfriamiento del Pacífico Ecuatorial Central, pero la influencia proyectada por los modelos para el evento “Niña” es cada vez menos significativa, tanto en severidad como en duración. Hubo cambios muy importantes en el último mes con lo que se acortó todavía más el período de duración de “La Niña”, expresó el consultor.
Además, subrayó que “la actualización con los últimos datos de la NOAA bajó la probabilidad de “Niña” para diciembre: hace un mes era de 71%; hoy, 57%. Esto significa que casi no habrá “Niña” ni sus efectos adversos sobre las lluvias de diciembre, aunque el pronóstico se mantiene para enero y febrero de 2025”.
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“Hay variaciones en menores periodos de tiempo que estamos viendo, que sumadas a la mayor energía disponible, agregan incertidumbre a la evaluación de largo plazo, volviendo un poco menos predecible el comportamiento de los modelos climáticos. Esto que estamos diciendo no inválida poder hacer pronósticos a futuro, pero sí nos obliga a un seguimiento detallado. A principios de año hablamos de lo que podía llegar a ser una de las “Niñas” más importantes desde el año 2.000, con un enfriamiento notable, y hoy hay buenas razones para pensar que más que una “Niña” moderada sería una neutralidad fría”; señaló Elorriaga.
¿Como afecta al campo argentino este cambio?
El consulto manifestó que las señales de debilitamiento de “Niña”, tanto en duración como en intensidad, son una buena noticia para el sector rural y para Argentina, pero también expresó que estos cambios pueden venir acompañados de eventos extremos. “Probablemente, vamos a tener mayor frecuencia de fenómenos disruptivos o eventos de tiempo extremo. Temperaturas más altas que lo normal en la superficie del océano Pacífico o en el Atlántico aportan más combustible para que se formen tormentas potencialmente más violentas”, precisó.